El uso de minerales y piedras preciosas en productos cosméticos es cada vez más común. Los poderes mágicos y terapéuticos de las piedras preciosas no son un invento nuevo y los primeros informes de propiedades curativas datan de cuatro mil años antes de Cristo. El uso de oro, plata y piedras preciosas como el diamante, el rubí y la esmeralda actualmente ya es común en productos cosméticos.
La plata y el oro se han utilizado como colorantes en productos cosméticos desde hace muchos años. La plata está listada en el Código de Regulaciones Federales de los Estados Unidos (Título 21, Parte 73) como aditivo de color exento de certificación por parte del gobierno. Ambos están siendo utilizados para diferentes aplicaciones, así como las piedras preciosas mencionadas, y muchas otras. El cobre, bronce y aluminio en polvo, aunque no son considerados metales preciosos , también se utilizan como colorantes en cosméticos.
La plata tiene una restricción, y sólo se puede utilizar en productos para uñas en un nivel máximo del 10%. El aluminio no debe utilizarse en sistemas con agua porque puede generar gas hidrógeno y además está prohibido su uso en labios y mucosas. El cobre y el bronce se pueden usar sin restricciones en cosméticos, pero hay que evitar el agua debido a la oxidación que los vuelve verde con el tiempo.