Este jabón es uno de mis preferidos. Es suave, cremoso y muy espumoso. Es perfecto en estos tiempos que andamos todo el día lavándonos las manos por el tema de la COVID, y la piel tiende a secarse y necesita mucha nutrición.
En esta ocasión os explico cómo elaborarlo con el método de saponificación en caliente (ver métodos de elaboración de jabones aquí). La ventaja de este método es que con la cocción, el proceso de saponificación se completa, por lo que una vez frío ya podemos usarlo y no es necesario curar el jabón (dejarlo en reposo durante 4-6 semanas para que se complete el proceso).
A la manteca de karité se le atribuyen propiedades regeneradoras, hidratantes, nutritivas… En los jabones aporta dureza y acondicionado. La riqueza del karité está en los insaponificables (aproximadamente un 7%) con sustancias ricas en antioxidantes como tocoferoles (vitamina E). Los jabones hechos con manteca de karité son cremosos e hidratantes.