Podemos personalizar cualquier jabón o restos de jabones con el método del refundido.
Básicamente consiste en rallar o cortar en trocitos el jabón, fundirlo en una mezcla homogénea, añadirle aditivos y enmoldarlo o darle forma de bola con las manos como en la foto de más abajo.
Podemos fundir el jabón al baño maría, en una olla de cocción lenta (crockpot), en el microondas o en el horno.
Si son cantidades pequeñas, suelo hacerlo en el microondas, porqué me es más cómodo y más rápido.
Para hacer jabón se utilizan dos álcalis: el hidróxido sódico NaOH (también llamado sosa cáustica o sosa) y el hidróxido de potasio KOH (también llamado potasa cáustica o potasa). Su función es la de reaccionar con las grasas para producir jabón.
El jabón potásico es el resultado de la reacción de lípidos (grasas) con el hidróxido de potasio y agua. Para obtener un jabón líquido, normalmente se saponifica en caliente y la pasta de jabón obtenida, se diluye posteriormente con agua. Si te interesa profundizar en este tipo de jabones, te puede interesar nuestro curso online de Jabones líquidos.
Hacer jabón es casi un juego, un hobby, un divertimento. Sin embargo no hay que olvidar que estamos utilizando una substancia tóxica, la sosa cáustica, que utilizada irresponsablemente puede ser muy peligrosa.
Las medidas de precaución para la sosa cáustica son las mismas que para las sustancias tóxicas, por tanto, lee las advertencias de la etiqueta y toma las medidas de seguridad oportunas (ejemplo de Ficha Técnica).
Los jabones de glicerina, también llamados de “fundir y verter” (Melt&Pour) son muy fácildes de hacer, muy vistosos y son ideales para pasar una tarde entretenida con los niños, ya que es un proceso seguro (se trabaja con una base de jabón previamente hecha, es decir, no se trabaja directamente con sosa cáustica). La ventaja es que tiene muchas posibilidades estéticas y admite grandes dosis de imaginación; además es un tipo de jabón ideal para impacientes (:-), ya que se pueden usar los jabones en cuanto se enfrían.
Para hacer jabones de fundir y verter partimos de una base de jabón de glicerina, que podemos adquirir fácilmente en internet o en tiendas especializadas como éstas.
Podemos saponificar cualquier aceite o grasa (tanto vegetal como animal). Cada grasa/aceite está compuesto por varios ácidos grasos que al saponificar, confieren unas características especiales al jabón.
Mucha gente compra jabones “naturales” en supermercados o farmacias. Pero muchos de ellos contienen aditivos sintéticos, que actúan como un detergente para eliminar la suciedad. Producen mucha espuma, pero resecan la piel y pueden ser perjudiciales para nuestra salud y para el medio ambiente.
Según la FDA, “Hoy en día hay muy pocos jabones naturales en el mercado. La mayoría de los jabones, ya sean líquidos o sólidos, en realidad son detergentes sintéticos”.
El jabón natural se elabora combinando grasas o aceites (de origen animal, vegetal o mineral) y un álcali (sosa cáustica o potasa). Los productos de limpieza corporal son en realidad un conjunto de sustancias químicas como por ejemplo:
Lo que hoy conocemos como “glicerina” (INCI: Glycerin) es una substancia dulce y viscosa que fué descubierta de forma accidental en 1783 por el químico sueco Wilhelm Scheele. La glicerina atrae la humedad y como descubrió Michel Eugène Chevreul en 1823, es un subproducto del proceso de saponificación.
La glicerina es un alcohol, de sabor dulce, transparente y con una textura muy viscosa. Se obtiene mediante la saponificación de grasas animales y aceites vegetales, como un subproducto de la fabricación del jabón. La glicerina pura contiene un 99% de glicerol.
Es una sustancia higroscópica, capaz de retener y liberar agua en función de la humedad relativa del ambiente. En climas secos absorbe la humedad de la piel, pudiendo causar deshidratación (irritación o incluso ampollas). Por eso nunca debe aplicarse directamente sobre la piel. En climas húmedos absorbe la humedad del aire, por lo que la piel puede hincharse mucho.
En cosmética se añade en la fase acuosa de las preparaciones (entre un 1% y un 10%) por su capacidad humectante. Mejora la hidratación de la piel y el cabello, proporcionando un efecto protector contra la deshidratación.
Es soluble en agua y alcohol, pero no en aceite.
Se utiliza también como solvente en extractos hidroglicerinados y en la elaboración de jabones transparentes de glicerina (“melt&pour” o jabones de fundir y verter).
La glicerina en los jabones
En la elaboración de jabones naturales la glicerina permanece en el jabón (ya sea pastilla o jabón líquido) en una proporción de entre un 10% y un 13%. En la fabricación industrial de jabón, la glicerina es extraída y vendida aparte como materia de gran valor.
Existe también una glicerina sintética (propilenglicol) que es un derivado del propileno que es un producto derivado de la destilación del petróleo. No es difícil encontrar glicerina en las droguerías o tiendas de suministros de materiales cosméticos. Aunque la calidad de la glicerina no depende de que su origen haya sido vegetal, animal o sintético (co-producto de la fabricación de biodiesel), en la elaboración de cosméticos y la producción de jabones de calidad, se valora más la glicerina de origen vegetal.
Puede ser disuelta en agua o alcohol, pero no en aceites. Tiene la propiedad de absorber el agua del aire. Diluida en agua suaviza la piel.
La glicerina se utiliza también para fabricar jabones transparentes, que contienen alrededor de un 15%-20% de glicerina pura.
Si nos referimos a jabones sólidos, a nivel internacional son conocidos como “Melt & Pour soaps” (jabones de fundir y verter). Son muy fáciles de hacer por lo que son ideales para hacerlos con niños. Funden alrededor de 57ªC y solidifican muy rápido. Como tienen un alto contenido en glicerina, son muy hidratantes para la piel. Sin embargo, se disuelven más rápidamente en agua que los otros tipos de jabón y por lo tanto duran menos. Una pastilla de jabón artesanal de glicerina expuesta al aire atraerá la humedad del ambiente y formará “perlitas de agua” en su superficie.
Los jabones de glicerina son especialmente beneficiosos para pieles sensibles como la de los niños.
Sin lejía no hay jabón, pero… no hay lejía en el jabón!
Cuando hablamos de lejía, los principiantes se asustan un poco “¿lejía? Pero si es tóxica!”. Y nos viene a la mente el recuerdo de nuestras abuelas con las manos enrojecidas por el uso de jabón.
Pero si has usado alguna vez un jabón natural sabes que es suave e hidratante. Si se utiliza lejía para hacer el jabón,¿cómo es posible que ese jabón sea tan bueno para la piel? Parece una contradicción ¿verdad?.
Ciertamente la lejía estaba, pero cuando ha terminado el proceso de saponificación, la lejía ya no está.
Parece mágico, pero en realidad no es más que un proceso químico. Cuando combinamos el aceite con la lejía, ésta se transforma y desaparece durante el proceso de saponificación. La reacción química que llamamos “saponificación“transforma elaceitey lejíaen jabón (aprox 90%) y glicerina (aprox.10%).
Eljabónlimpia la pielylaglicerina que es un humectante, atraela humedad del airesobre la piel, ayudando a mantenerlahidrataday flexible.Así queno tengas miedo a elaborar y usar tu propio jabón y disfruta de todos sus beneficios
A veces mis alumnas me dicen “…pero el jabón que compro en la tienda no tiene lejía.” Y es cierto, ya no tiene lejía, porqué ha desaparecido después del proceso de saponificación.
Para elaborar jabones naturales, saponificamos grasas con un álcali, que puede ser sosa cáustica o potasa. Si has hecho jabones por el método de saponificación en frío con sosa cáustica, lo primero que debes de tener en cuenta es que el proceso de hacer jabones líquidos es diferente del proceso de hacer jabones sólidos.
Veamos las principales diferencias:
Tipo de álcali
Para hacer jabones líquidos usamos potasa – KOH.
Cuando combinamos ácidos grasos con sosa cáustica (NaOH), la sosa cristaliza y forma una pastilla de jabón sólida. Cuando hacemos lo mismo con potasa cáustica (KOH), la potasa no cristaliza, y queda una masa de jabón pastosa, que es soluble en agua.
Tipo de elaboración: en frío o caliente
Una vez hemos conseguido la traza, cocemos la pasta de jabón hasta que toda la lejía se neutraliza. La ventaja del proceso en caliente es que puedes usarlo al dia siguiente (no tienes que esperar unas semanas a que cure).
Sobreengrasado
No sobreengrasamos el jabón, porqué el aceite no saponificado flotará en nuestro jabón líquido (el jabón líquido tiene mucha agua, el aceite y el agua no se mezclan y como el aceite es más espeso que el agua flotará). El aceite de ricino sulfatado es el único aceite que puede disolverse en agua, por lo que es el único con el que podremos sobreengrasar (si queremos hacerlo, aunque no es necesario). Hay un tipo de manteca de karité modificada que es también hidrosoluble (INCI: Butyrospermum parkii, PEG-10 Olive Glycerides)
Calculadoras de saponificación
Las calculadoras de saponificación se usan de forma diferente ya que la potasa nunca es pura. Como no podemos sobreengrasar, hay menos margen de error en las fórmulas, ya que demasiada potasa hará que sea un jabón muy alcalino (pH demasiado alto) y tendremos que neutralizarlo. Si por el contrario ponemos menos potasa de la necesaria, no saponificaremos todos los aceites y nos quedará un jabón aceitoso, con aceite flotando en la superficie. Por otra parte, la potasa es siempre mucho menos pura que la sosa cáustica, por lo que en el caso de la elaboración de jabones líquidos la necesidad de disponer de una buena fórmula es especialmente importante.
Aceite de coco
Para obtener jabones líquidos con mucha espuma (especialmente si donde vivimos el agua es más bien dura) necesitaremos más aceite de coco del que usaríamos normalmente en las fórmulas de jabones con sosa cáustica. Es decir si en los jabones sólidos lo recomendable es usar un máximo del 25% del total de los aceites, en el caso de los jabones líquidos podemos usar proporciones mucho mayores (por ej. 40-45% del total de los aceites).
Consistencia
Los jabones naturales líquidos elaborados con potasa son líquidos (acuosos). Es decir, la consistencia es más acuosa que la de los jabones “liquidos” que compramos en las tiendas (que en su mayor parte no son jabones naturales sino detergentes, a los que se les ha añadido gelificantes y espesantes, entre otras cosas…). Los aceites que contribuyen a crear pastillas más duras en los jabones elaborados con sosa cáustica (como por ej. el aceite de palma o el sebo), no son necesarios en las fórmulas de jabones líquidos ya que la “dureza” no es un factor importante en este tipo de jabones.
Agua
Para disolver la potasa, en los jabones líquidos se pone más agua que en los jabones sólidos (la medida standard es multiplicar la potasa por 3). Esto se hace sobre todo porqué durante el proceso de cocción de la base de jabón se produce evaporación de agua.
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