Podemos elaborar en casa fácilmente nuestro propio jabón en polvo para la lavadora.
Veamos cómo podemos hacer en casa jabón en polvo para la lavadora
Necesitamos 3 ingredientes:
Jabón rallado/triturado
Podemos usar el jabón que hemos elaborado con aceite reciclado (ver receta y elaboración aquí). También podemos usar restos de pastillas de jabón usado o jaboncillos de hotel. O cualquier pastilla de jabón que compremos en el supermercado.
Los jabones son inefectivos para la limpieza en agua dura ya que el jabón reacciona con las sales de hierro y calcio y, en consecuencia, el agua no disuelve el jabón, por ello, si añadimos Carbonato de sodio y Bórax, nuestro jabón para la lavadora será mucho más efectivo.
Carbonato de sodio
Ablanda el agua y es un excelente quitamanchas
El carbonato de sodio, no es lo mismo que el bicarbonato sódico, ni que la sosa cáustica. Son 3 cosas distintas, así que es muy importante no confundirlas. El carbonato de sodio (conocido en inglés con el nombre de “washing soda”) es una sal blanca muy alcalina cuya fórmula química es Na2CO3. Ayuda a eliminar manchas en la ropa. Ablanda el agua, favoreciendo la acción del jabón y la creación de espuma. Mantiene los colores ( de hecho se usa en el teñido de ropa como fijador de los colorantes). También se utiliza como descalcificador (para la limpieza de baños y azulejos por ejemplo). Suele usarse en fórmulas de jabón líquido para el hogar.
Bórax
Ablanda el agua y hace que el jabón haga más espuma. Ayuda a estabilizar el pH del jabón, elimina olores, desinfecta y es un buen blanqueador.
El bórax (Borato de sodio) es un mineral natural que se comercializa en forma de polvo blanco. Se disuelve fácilmente en agua, formando una solución antiséptica alcalina (PH 9). Se utiliza ampliamente en detergentes, suavizantes, jabones, desinfectantes y pesticidas Es barato y relativamente respetuoso con el medio ambiente cuando se manipula con la atención adecuada. Las propiedades detergentes y ablandadoras de agua del bórax fueron descubiertas por los indígenas americanos, que se dieron cuenta de que las ropas lavadas en los ríos cercanos a los depósitos de bórax quedaban más limpias.