
Una sola gota de jabón diluida en agua es suficiente desestabilizar y matar a muchos tipos de virus y bacterias, incluído el coronavirus.
Esto es debido a su estructura híbrida. Las moléculas de jabón presentan una dualidad química curiosa: por un extremo son solubles en agua, mientras que por el otro extremo son solubles en las grasas.
Así pues, la molécula de jabón actúa como gancho: por un lado de agarra a las moléculas de grasa (a la suciedad), mientras que por el otro es arrastrada por el agua, consiguiendo lo que no se puede lograr sólo con agua: eliminar las grasas.