El jabón es una sustancia química, creada por la combinación de ácidos grasos, un álcali y agua.
Para la elaboración de jabón se utilizan distintos tipos de grasas animales o vegetales.

Podemos hacer jabón con cualquier aceite (cuando nos referimos a “aceite” incluimos las grasas y las mantecas). Cada grasa/aceite está compuesto por varios ácidos grasos que al saponificar, confieren unas características especiales al jabón.
Los ácidos grasos son los componentes químicos de los aceites. Hay diferentes tipos de ácidos grasos, cada cual con su composición molecular específica. Muy básicamente se dividen en dos tipos:
Ácidos grasos saturados (grasas sólidas a temperatura ambiente)
Ácidos grasos insaturados (aceites líquidos a temperatura ambiente)
Los diferentes aceites que usamos para elaborar jabones aportan diferentes proporciones de estos ácidos grasos.
Por lo tanto, cuando elegimos uno u otro aceite así como sus proporciones, estamos decidiendo también el tipo de jabón que vamos a elaborar.
Por otro lado, todos los aceites tienen un porcentaje de componentes “no saponificables“, es decir que no se saponifican por lo que permanecen en el jabón, aportando sus propias características y beneficios (sustancias vegetales, vitaminas, minerales, etc.), pero afectan en la transparencia del jabón líquido, haciendo que sean más opacos, más lechosos, menos transparentes.
Los 3 aceites más usados en la elaboración de jabones líquidos
El más usado es el aceite de coco porque tiene moléculas grasas de cadena corta que son híper solubles. En el aceite de coco predomina el ácido láurico, que es muy soluble por lo que aporta transparencia y mucha espuma. Pero el inconveniente del ácido láurico es que es deshidratante, por eso normalmente se mezcla con otros aceites que lo compensan, como por ej. el aceite de oliva.
En jabones líquidos este aceite produce jabones muy acuosos, por lo que si queremos conseguir una textura más espesa deberemos recurrir a espesantes, como el HEC.
Otro de los aceites que se usa mucho es el aceite de oliva. Hace jabones líquidos hidratantes, muy suaves, con menos espuma, excelentes para la piel y podemos espesarlos fácilmente con una solución salina. Los jabones líquidos no son tan transparentes porque el aceite de oliva virgen tiene muchos insaponificables (que son los que le aportan más cualidades cosméticas), por lo que si la transparencia es importante para ti, es mejor escoger un aceite de oliva refinado o un aceite de orujo de oliva.
El tercer aceite “imprescindible” en jabones líquidos es el aceite de ricino, que por su composición química es un aceite muy especial (90% ácido ricinoleico). Su principal virtud en este tipo de jabones es que aporta mucha espuma y favorece la transparencia, digamos que estaría a medio camino entre la espuma del coco y el acondicionado del de oliva. Es muy suave, emoliente e hidratante.
Los otros aceites que se pueden usar son los que se denominan aceites líquidos. Son grasas insaturadas, líquidas a temperatura ambiente. Las más comunes: oliva, maíz, soja, girasol, ricino, almendras, colza y similares. Problema: los jabones de aceites líquidos tienen tendencia a volverse rancios y a oler mal, por lo que suelen necesitar un poco de antioxidante (vitamina E).
Encontrarás más información en nuestro curso online Elaboración de Jabones Líquidos.
Mercè Castells
¿Quieres aprender a hacer jabón?.
Aquí te lo explico
Mercè Castells
Autora del Manual de Cosmética Natural DIY y tutora de los cursos online: