El aceite de ricino se obtiene de las semillas del ricino (Ricinus communis L), un arbusto de gran tamaño que crece principalmente en la India, Brasil y China. La semilla tiene un contenido en aceite de un 40-50%.
Se conoce también como aceite de castor (en inglés castor oil), higuerilla, catapucia, higuera infernal, alcherva, etc.
A nivel cosmético, se añade a los preparados para uso externo en productos para el cabello, las pestañas, las cejas o las uñas (estimula su regeneración y crecimiento).
Es muy usado en la elaboración de jabones líquidos por su alto contenido en ácido ricinoleico (90%), un ácido graso insaturado que aporta limpieza, espuma, acondicionado y favorece la transparencia. Es muy suave, emoliente e hidratante.
Es usado también por vía tópica en dermatosis y dermatitis por sus características como emoliente dermatológico.
En las semillas, pero no en el aceite, se encuentra una sustancia tóxica de naturaleza proteica denominada ricina. Aunque tradicionalmente se ha usado el aceite de ricino como laxante y purgante, no debe ser ingerido (salvo por prescripción médica) ya que puede ser muy tóxico. Está especialmente contraindicado en embarazadas y lactantes.
Aunque el proceso es laborioso, si conseguimos semillas de ricino, podemos extraer en casa aceite de ricino para usarlo en nuestros jabones o preparaciones cosméticas.
En este video nos lo enseñan: