Desde tiempos ancestrales las arcillas se han usado en afecciones reumáticas, circulatorias, dermatológicas… en mascarillas y emplastos, mezclada con agua u otros componentes, para purificar, limpiar, tonificar, reparar, suavizar y nutrir cualquier tipo de piel. Sus propiedades se deben a su composición mineral: silicio, magnesio, hierro, calcio, manganeso…
Hay muchos tipos de arcillas, algunas de las más conocidas son la arcilla blanca (caolín) y la ghassoul.
El ghassoul o rassoul es un tipo de arcilla que proviene de la mina Ghassoul, en la zona del Atlas de Marruecos. Se le atribuyen propiedades remineralizantes, tonificantes y limpiadoras. De hecho, la palabra ghassoul, proviene del árabe ghassal, que significa limpiar.
Para usarla, simplemente mezclamos la arcilla con agua caliente*. La cantidad de agua depende de la textura que prefieras (1:1 o 1:2). Tapamos y dejamos que se hidrate durante 5 minutos. Mezclamos con una cuchara de madera o plástico. Para hacerla más nutritiva, podemos añadir un poco de aceite vegetal (yo he usado aceite de argán) y/o aceites esenciales.
*Puede ser agua hervida, destilada, infusión, agua de rosas o hidrolato. En mi caso he usado hidrolato de geranio.
No usar nada metálico, si no perderá sus propiedades (ni el recipiente ni la cuchara).
¿Cómo lo usamos?
Mascarilla facial: aplicamos la pasta con una brocha sobre la piel (evitar el contorno de ojos), dejar reposar unos minutos y enjuagar.
Mascarilla corporal: aplicar la pasta por todo el cuerpo mediante un ligero masaje y enjuagar con agua fría.
Elimina impurezas y células muertas, dejando la piel suave
También se puede usar como mascarilla y/o champú para limpiar el cabello.
Mercè Castells – Tutora de los cursos online: